martes, 21 de octubre de 2014

La llegada a la China continental: Guangzhou

Cantón, febrero de 2001

Tras pasar la mayor parte del día en Macao, creí que ya había visto suficiente. Me hacía más ilusión entrar en la China de verdad, la de Marco Polo… Ya era un poco tarde pero quedaban algunos autobuses para ir hasta la frontera. De ahi sería posible conseguir otro autobús hasta Guangzhou, más conocida como Cantón. En la foto podéis ver una panorámica actual.



 
Cogí el primer autobús y me arrepentí de haber comprado en una máquina un refresco (que por cierto fue horroroso), ya que me faltaron unas “Patakas” (moneda de Macao) para pagar el autobús. Tuve que pagar en dólares de Hong Kong y aunque fue más caro, salí del apuro. Tras una media hora llegamos a a nuestro destino, justo en la frontera con China. Había muchísima gente, que seguramente volvía a casa tras trabajar en Macao. Pasé al lado Chino a pie dentro de un gran edificio. Al cruzar la frontera ya tuve problemas para orientarme. Había innumerables colas para el control de pasaporte, con letreros en Chino. No sabía cual me correspondía a mí…hasta que vi que en una de ellas decía “passport”. Allí fui y tras llenar el documento reglamentario entré en la China comunista. Inmediatamente se notó la diferencia con Macao o Hong Kong. Los carteles orientativos ya no eran bilingues, sólo estaban en Chino! A la salida del edificio había una plaza expectacular y moderna, con todo un centro comercial allí dentro. Me hice una foto, arriesgándome a que quedase demasiado oscura y los problemas de orientación debido a no saber ni leer ni hablar fueron in crescendo. Entre trancas y barrancas encontré una salida y alguien me señaló una parada de bus, al yo intentar pronunciar “Guangzhou”. Volví a pronunciar la palabra mágica para comprar el billete y funcionó. El viaje tardaba unas tres horas y tanto el servicio como el paisaje era excelente, con grandes infraestructuras y moderna iluminación. Maquillaje o realidad? Habría de esperar pocos días para conocer la respuesta.
El viaje lo aproveché para preparar mi siguiente movimiento: buscar alojamiento en Guangzhou. No eran bromas hacerlo a las 22:30 de la noche, en una ciudad desconocida dónde no se pueden ni leer los nombres de las calles ni pedir fácilmente orientación. En mi guia tenía un mapa de la ciudad y había dos estaciones de autobús! Pero tuve suerte, el Albergue Juvenil al que quería ir estaba al Oeste de las dos posibles estaciones de autobús y al ladito mismo de una estación de tren.
Ese día amorticé mi pequeña brújula para caminar al oeste en busca primero de una estación de tren y luego del albergue. La estación apareció enseguida y parecía que hubiese una manifestación, estaba completamente llena de gente: policía, personas con pancartas, … ni idea de lo que pasaba ahí. Pasé del alboroto y busqué la calle cercana dónde se suponía estaba el albergue. Desde lejos se veía una indicación en la pared que daba a un gran hotel. Busqué la entrada sin éxito y llegué a dar varias vueltas a la manzana completa, pero no, no había entrada en ese Albergue…Qué pasaba ahi? Un chico joven se me acercó y chapurreando inglés me intentó vender una habitación en algún hotel cercano, pero yo me emperré en encontrar el Albergue. Cuanto más lo buscaba más se volvía el encontrarlo una cuestión de orgullo. El chico me acompañó más de 10 minutos insistiendo en el hotel. Yo me tuve que empezar a poner desagradable y no hacerle caso, pero seguía insistiendo. No caería en la tentación. Había un Albergue cerca! Intenté encontrar la entrada en los callejones cercanos, pero nada. Finalmente pregunté a alguien en el hotel y resultó que el Albergue era el Hotel!! Vaya, vaya…Por unos 50 Yuanes, 1000 Ptas de la época, iba a dormir en un gran hotel. Me pareció barato, pero a posteriori esa iba a ser la noche más cara de toda mi estancia en China. Tuve una habitación doble con tele…una habitación de hotel típica, lo que yo llamo un “hotel estandard”, dónde no hay la animación de un Albergue. Para mí seguía sin ser el Albergue, pero buscar uno a mi gusto era ya imposible. Sin embargo, tenía algunas peculiaridades. Los lavabos, por ejemplo: eran comunes y estaban en el pasillo. Pero resultaba que el botones me había abierto la puerta de la habitación pero no me había dejado la llave. Si la cerraba tendría que volver a buscarlo para regresar tras darme una ducha. Si la dejaba abierta, me arriesgaba a un robo. Con todas las precauciones que tomaba por cuidar mis pertenencias, eso era un lujo innecesario. 

                                    Youth Hostel en Guangzhou (Cantón)

 
Tenía bastante hambre, así que comí en el restaurante de un hotel cercano, bastante bien por cierto, y me fui a acostar. Al día siguiente quería ir a Guillin directamente, ya que no me apetecía perder más días en una gran ciudad (tras los 6 entre Hong Kong y Macao) del inicio del viaje.
A la vuelta ví unos minutos la tele y tuve tiempo de observar algo curioso: en un canal extranjero, daban las noticias y de pronto empezaron a hablar de no se qué diplomático extranjero que había cancelado su visita a China. Digo que empezaron a hablar porque ahí acabó la noticia que fue cortada de raíz por una censura que imaginé implacable pero patosa. Al fin y al cabo, ya habían dado la noticia…

No hay comentarios:

Publicar un comentario