lunes, 5 de enero de 2015

El Camino de Santiago


Si alguien me preguntase sobre un viaje a realizar bueno y con poco presupuesto, la respuesta es muy fácil: el Camino de Santiago. No es necesario hacerlo todo de una tirada, puedes hacer sólo una parte de él y empezar dónde te vaya mejor. Y siempre puedes volver para continuarlo. En mi caso he ido dos veces a recorrer diferentes trayectos y aún me faltan unas 22 etapas intermedias, casi todo. Y fue un viaje mucho mejor que algunos de los que he hecho gastando mucho más dinero en viaje, hotel, entradas, etc.


Galicia, febrero de 2006



En el 2006 estaba pasando una mala situación personal y con mi amigo Toni decidimos pillar unas vacaciones diferentes para hacer el final del CaminoFrancés. La preparación incluyó pedir la credencial (como un pasaporte dónde te van poniendo sellos al finalizar cada etapa) en una Iglesia de Palma, mochila, buenas botas, varios calcetines nuevos e imprimir las etapas con sus respectivos albergues. También por suerte compré un buen impermeable en Decathlon, ancho y largo, que pudiese poner sobre mi y mi mochila. Importante ya que íbamos en Febrero. También nos recomendaron una crema para los pies a fin de evitar llagas. El tenía más días que yo, así que empezó dos días antes. Ambos volamos a Santiago y en tren retrocedimos a nuestro punto de inicio. El hizo dos días sólo desde O Cebreiro. Yo me reuní con él cerca de Lugo, en Sarria. En mi caso iba a recorrer unos 117 Km en cinco días, él unos 50 Km más.


La mala suerte hizo que de los cinco días nos lloviera cuatro. Así que nuestro camino fue completamente pasado por agua. Cada día llegábamos empapados al albergue. Al ser invierno había pocos viajeros, aunque encontramos y conocimos a varios. En algún albergue llegamos a pasar la noche solos. La noche nos costaba entre 3 y 5 € y los menús del pelegrino entre 8 y 10 €. Cada día íbamos recorriendo unos 25 Km y mis problemas de rodilla se remontan a una de las etapas de ese viaje en que llegamos mucho más allá de mis fuerzas con el objetivo de pasar el sábado-noche en Santiago y avanzar más de la cuenta.
Me reuní con Toni en la estación de tren de Sarria, procedente de Lugo. Allí y tras él contarme que había tenido dos etapas buenas, con buen paisaje e incluso nieve, nos dispusimos a mi primera etapa. Los primeros días hay que acostumbrarse a pasar el día en ruta. A los dos o tres días el cuerpo ya se ha acostumbrado y aunque te vayas a dormir destrozado, por la mañana uno quiere seguir. Supongo que esto se agudiza si en vez de solo cinco etapas haces las 31 del Camino Francés. Cada día nos parábamos a comer en algún pueblo y luego más ruta. Las mochilas llegaban pesando siempre más que por la mañana, pero pasamos por paisajes muy agradables y comimos siempre bien. Una de las noches que llegué más destrozado, Toni – con mejor forma física- me trajo al albergue una piza que me comí sin ni siquiera levantarme del saco de dormir. No podía mover más que el cuello para comer.En una de esas etapas duras me cogí una rama de árbol e improvisé un bastón que me ayudó en las últimas etapas. Dicen que con un bastón ahorras a tus piernas el 5% de tu peso y con dos el 15 %.
En las últimas etapas conocimos a algunos individuos muy peculiares, sobre todo a un inglés que venía desde Limoges y que llevaba barba a lo profeta. Ya llevaba meses de ruta y había dormido en las montañas con símplemente una manta. Y su medio de vida era una flauta. En Santiago los turistas le hacían fotos (y a nosotros con él). Cuando llegó a Santiago pidió el camino de Sevilla y siguió hacia el Sur como si nada.


Aunque uno no haga el Camino por motivos religiosos, cada día uno lo siente más y al ir llegando la emoción va in creschendo. La última noche antes de llegar estuvimos en un albergue enorme en el Monte do Gozo, a las afueras de Santiago. La llegada fue un trayecto emocionante de pocos Km por Santiago y al llegar hay un hotel que invita a los cinco primeros peregrinos de cada día. Allí fuimos a comer con nuestro amigo inglés y también pasamos la primera noche en la ciudad en el Seminario, algo tradicional. También recuerdo que en la grandiosa Catedral nos dieron un diploma y nos mencionaron en la misa del día. “hoy han llegado dos de Mallorca, un inglés y una chica de Barcelona".

Navarra, mayo de 2008


La segunda vez que hice una parte del Camino fue con mi amiga Tibi. Sólo disponía de tres días, asi que fuí a Pamplona y ella me vino a buscar en coche desde Toulouse, dónde vive. Íbamos a realizar las tres primeras etapas del Camino Francés, desde Saint Jean Pied de Port en Francia y pasando por Roncesvalles llegaríamos hasta Pamplona. En total unos 69 Km. Las dos primeras etapas fueron durillas montaña arriba. La última más sencilla. El paisaje fue sensacional y nos gustó muchísimo empezar desde el principio. Un viaje así da para hablar muchas horas, admirar la naturaleza y conocerse mejor.  Una vez en Pamplona a Tibi le tocó volver a Saint Jean Pied de Port a buscar su coche. Fuimos a la salida de Pamplona a la carretera, hizimos auto-stop y cuando la cogieron nos despedimos. Yo me volvía a Barcelona y ella a Toulouse dónde vive.

Un viaje completamente recomendable, incluso para realiar solo. Algún día me tocará hacer el trayecto que me falta entre Pamplona y Sarria. A ver si puedo hacerlo con alguno de mis hijos...siempre digo que prometí hacerlo con Stefan, mi hijo mayor, aunque realmente lo que me interesa es que en casa me den los días libres para poder ir.
¡No os lo perdáis, no os arrependiréis de hacer el Camino y os aseguro aventuras!

6 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo contigo, Kiko, el camino de Santiago es una maravilla... ¡incluso haciéndolo en coche, como mi familia y yo! Recomiendo estusiasmada los tres hospedajes en que nos alojamos nosotros: la casa rural "La Casona de doña Petra" en Villarmentero de Campos (a 9 km de Carrión de los Condes), el albergue de peregrinos "Casa Barbadelo" en Sarria (no "Sarriá", Kiko; Sarrià es un barrio pijotero de Barcelona) y el cámping "As Cancelas" a las fueras de Santiago. Cada una en su estilo, son un auténtico lujazo -en los dos últimos, además se come fenomenal- y en ninguna nos gastamos más de 60 miserables euros por noche aun siendo cuatro. Muy recomendables.
    Y, por supuesto, a todas ellas, como buena peregrina, me llevé el secador ;-)
    ¿Cuándo vamos, Kiko? Jejeje

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  2. Por cierto, mi fantástico blog está mal enlazado: no se puede acceder a él... ¡Oooooh!

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  3. Gracias por los comentarios, Ana.
    No me convencerás de llevar secador, pero me parece bien que lo lleves. A los demás les digo que no he visto peregrinos con él...
    Tu blog de secretaria desesperada ya está bien enlazado:
    http://anagomila.blogspot.com.es/

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    1. ¡Muchas gracias, peregrino, y que las vieiras te acompañen en tus próximas andaduras (sin secador o con él)!

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  4. Ya no recordaba muchos de los detalles que describes... sobre todo ver como alguien es capaz de comerse una pizza sin apenas moverse ;)

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